Cuando la rutina lo es todo


157a9980e1705262fcfe3fa673f73f36-d38ep1jUn peligro que descubro en mi día a día es convertirlo todo en rutina… tanto, que a veces no sabes dónde tiene esta sus fronteras… nuestra vida está tan esquematizada que: rezamos porque toca –y lo peor de todo es que estos momentos pasan sin tocarnos lo más mínimo–, comemos porque toca –y muchas veces no por verdadero hambre, aunque los que me conozcáis podáis dudarlo, jeje–, vamos a clase porque toca, estudiamos porque toca y un largo etc. Pero con el que sí que no puedo es con el reír o estar alegre porque toca.

¿Quién dice lo que hay que hacer? ¿Quién vive nuestra vida por nosotros pautando cada segundo y llevándonos a no ver el kairos de Dios? Cuando pienso estas cosas me repito: «También es bueno que haya un orden, porque si nos pusiésemos a hacer las cosas al tun tun…«. Pero, no sé por qué no termina de convencerme… quizás porque me haga falta convertirme, descubrir que también en la rutina –entendida como repetición de procesos, pero no mera reiteración de hechos…– se puede descubrir a Dios…

De todos modos, la llamada de atención de esta entrada de mi blog es a vivir abiertos a la acción del Espíritu Santo en nuestra vida, que es el único capaz de transformar la rutina en momento de gracia, de la presencia de Dios en la historia, en el mundo, en nuestra vida. Por ello dejadme que diga con firmeza que si Dios no dinamiza nuestra vida, esta ya no está más que programada como lo puede estar un robot para mover una pieza de un sitio a otro en una cadena de montaje o para moverse si los otros se mueven, como ocurre con los engranajes.

El peligro del camino que se repite innumerables veces… no reconocer novedad en este, y dejarse llevar como se dejan las hojas por la corriente del río y no ser capaces de interactuar desde una distinta perspectiva con el medio, con los demás y con Dios… siendo como el salmón, que remonta a contracorriente el río –luchando contra la desidia que le impediría poder alcanzar la meta, en la que se juega su pervivencia como especie–.

Esta entrada está ilustrada por una pequeña gota de agua –suspendida por la rapidez del obturador– que cae sobre el agua ondulante tras salir de ella al impactar un objeto. Es un momento que saca de la rutina, de la calma… provoca una variación en lo actual que desencadena un movimiento, un dinamismo.

Deja un comentario