Un peligro que descubro en mi día a día es convertirlo todo en rutina… tanto, que a veces no sabes dónde tiene esta sus fronteras… nuestra vida está tan esquematizada que: rezamos porque toca –y lo peor de todo es que estos momentos pasan sin tocarnos lo más mínimo–, comemos porque toca –y muchas veces no por verdadero hambre, aunque los que me conozcáis podáis dudarlo, jeje–, vamos a clase porque toca, estudiamos porque toca y un largo etc. Pero con el que sí que no puedo es con el reír o estar alegre porque toca. Seguir leyendo Cuando la rutina lo es todo
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Primero la obligación, después la devoción
Ante esta nueva etapa que habéis iniciado ya todos, en esta reflexión conjunta, sobre los peligros del camino… no sabía como comenzar, pero me ha venido a la mente aquel refrán que se dice muchas veces para llamar al orden a quien gasta más tiempo o se dedica más enteramente a aquello que le apetece, frente a los encargos que recibe.